Capítulo 30 Pequeña revelación
Estaba mirando por la ventana el lago que permanecía en calma, lágrimas corrían por mis mejillas era tan difícil el no querer irte de un lugar, pero saber que debías hacerlo porque era lo mejor, me dolía dejar atrás a todos los lobos, mi querido trueno y mi mal humorado "secuestrador", pero no tenía tiempo que perder, no parecía haber nadie al rededor para detenerme, me incliné para tomar de la cama mi mochila y maleta cuando de pronto la puerta de mi habitación se abrió, era Dan, ambos nos observamos con los ojos muy abiertos, que mala suerte la mía.
— ¿Vas... a alguna parte? - entre cerro los ojos y me miraba de manera acusatoria, me puse nerviosa al instante.
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