Capítulo 7 No voy a morir por ti
Oliver.-
Mi venganza hacía Fay había iniciado, no solo se dio el anuncio de su despido del hotel, también me estoy encargando de que no vuelva conseguir trabajo en ningún área de Estados Unidos, su mayor sueño era convertirse en chef y tener su propia cadena de restaurantes ahora eso no va a ser posible porque la voy a estar vigilando, ni siquiera en el lugar más escondido, podrá surgir.
— Nadie te va a contratar, así tenga que comprar cada puto restaurante de este país, te vas a sentir tan desesperada que llegaras de rodillas suplicando mi perdón –Estrello el vaso contra la pared con gran fuerza, veo los pedazos del vidrio esparcirse, así mismo es como está mi corazón en este momento, pero ya no más, desde hoy entierro el amor que sentí por ti Fay Makris y en su lugar solo habrá desprecio y odio y aunque busco calmarme, el enojo fluye a través de mí como un río desbordado, imparable y feroz .
(…)
Gabriel entra a mi oficina, es el único que sabe lo que sucedió con Fay, se sienta frente a mí, viéndome con lastima.
— Deja de verme así, estoy bien –Sin decir nada asiente.
— Tu padre te acaba de llamar, pide que vayas a la mansión de inmediato –Ruedo mis ojos hacia arriba- solo ve, parece que es una emergencia
— Espero que se esté muriendo –Me levanto abrochando mi traje y salgo hacia la mansión de mi padre.
(…)
Observo desde lejos la imponente mansión, hacía meses que no venía a este lugar, los recuerdos de mi madre enferma, su infelicidad al lado de mi padre, tratando siempre de querer complacerlo olvidándose de sí misma, verla amargada, llorando por los rincones, una mujer que prácticamente lo tenía todo, todo menos felicidad al lado del hombre del que se enamoró.
No sé decir en qué momento, todo se volvió un caos, siempre he pensado que algo muy debió suceder, ella nunca me dijo nada y obviamente él tampoco, mis pensamientos se interrumpen cuando escucho la voz de mi nana.
— ¡Oliver, cariño mío! –Me acerco a ella cuando sus brazos se extienden hacía mí- No sabes cuánto te he extrañado, te olvidaste de esta vieja, eres un ingrato
— Eso nunca nana, te he insistido en que vengas a vivir conmigo, pero no quieres abandonar esta casa y sabes que no me gusta venir a este lugar –Sus ojos se entristecen.
— Yo… simplemente no puedo dejar este lugar
— Y nunca he entendido por qué quieres seguir aquí, al lado de ese hombre
— Es tu padre Oliver
— No voy a discutir contigo, ¿Dónde está? Me mando a llamar
— En su despacho, está con Amara –Dijo de mala gana.
— ¡Maldita sea! –Entro dejando a mi nana en la entrada, camino hasta su despacho cuando veo a los padre de Amara junto a ella y a mi padre sentado detrás de su escritorio- Bien aquí me tienes ¿Para qué me mandaste a llamar?
— Siéntate –Me ordena, pongo mis manos cruzadas frente a mi quedándome de pie.- Como quieras, te cite porque Amara tiene algo que decirte –Espero de pie sin mirarla, porque siento que si lo hago la voy a matar.
— Oliver… yo sé que no quieres nada conmigo y estaba dispuesta a alejarme de ti, pero descubrí algo –Se queda en silencio y es cuando volteo a mirarla.
— ¿Qué descubriste? –Pregunté sin darle importancia.
— Estoy embarazada –Dijo agachando su cabeza, mientras su madre acariciaba su cabello.
— ¿Qué dijiste?
— Dijo que está embarazada, de tu hijo –Dice mi padre mientras que yo comienzo a reír a carcajadas todos me miran enojados pero yo solo camino hasta el sillón y sigo riéndome.
— ¿Ahora pretenden recurrir a esto para obligarme a casarme? Son increíbles los creí más creativos, la verdad
— No te estamos mintiendo, Amara tiene ocho semanas de embarazo, saca cuentas –En mi mente solo vino el error de aquella noche cuando me sedujo, cerré los ojos y recordé que no me había protegido y que podía existir la posibilidad de que fuera cierto- Vas a casarte con ella –Abro los ojos y veo a mi padre con ira.
— Voy a hacerme cargo de ese bebé, pero no voy a casarme –Dije poniéndome de pie caminando hacia la puerta.
— ¡MALDITA SEA OLIVER! No voy a permitir que un nieto mío, nazca como un bastardo
— ¡DEJATE YA DE RIDICULESES! –Me vuelvo hacía él- Estamos en siglo veintiuno no en un época pasada, no voy a casarme por capricho de ustedes –Caminé hasta quedar a la altura de Amara- Tú te metiste en mi cama y me sedujiste como una cualquiera aun cuando sabías que no quería nada contigo, asume tus consecuencias porque ¡NO ME VOY A CASAR!
— Esto es un insulto, ¿Cómo te atreves a insultar a mi hija? –Se pone de pie la sanguijuela mayor el padre de Amara.
— ¡TÚ CIERRA TU PUTA BOCA! Has vivido de mi padre, solo porque tu hija estuvo conmigo, pero ya no más –Salí azotando la puerta, las visitas a esta casa siempre terminaban de la misma manera, escuché los gritos de mi padre llamándome, me subí a mi auto cuando la puerta del copiloto se cerró, giré y era Amara- Bájate
— ¡NO! Oliver, por favor no me hagas esto, este bebe seguramente llego para demostrarnos que podemos ser felices
— ¡QUE TE BAJES! –Le grité.
— ¡Ya te dije que no!
— Muy bien, tú lo pediste –Encendí el auto y el motor rugió, puse la quinta y conduje a máxima velocidad.
— ¡¿OLIVER QUE ESTAS HACIENDO?! ¡DETENTE!
— ¿No querías venir conmigo? Pues ahora te aguantas –Sonreí mirándola estaba completamente asustada, la vi ponerse el cinturón de seguridad.
— ¡PARA! Nos vas a matar, ¡Por favor! ¡¿Matarás a tu hijo?!
— ¿En verdad es mi hijo? –Pregunté, vi como su rostro se transformó- porque si sabes que le haré una prueba de ADN cuando nazca y nadie me lo va a impedir porque ya que soy el padre, estaré en mi derecho, su mirada llena de miedo me confirmó lo que sospechaba así que solté una carcajada mientras daba vuelta en una curva. ¿Con quién te acostaste Amara ah?
En ese momento las llantas derraparon en el concreto mientras doblaba otra curva.
— ¡NOS VAS A MATAR Y NO VOY A MORIR POR TI! ¡DETENTE! –Se abalanzó sobre mi poniendo sus manos en el volante, mientras luchábamos perdí la visibilidad del camino y solo pude ver como el auto caía por el acantilado directo hacia el mar.