Fátima se avergonzó de sí misma delante de todos. Los espectadores se echaron a reír de ella. Luchó por levantarse pero su peso se lo impidió.
―¡Tú! ―Fátima estaba a punto de estallar de rabia. «¿Cómo se atreve este hombre a humillarme? ¿No sabe que soy una dama rica en Claritas? ¡Debo hacer que se arrepienta!».
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