Capítulo 307 Invitación a cenar

Al escuchar al hombre llamarlos mendigos, la muy joven Hanna sintió odio. En ese mismo momento, comprendió el mundo cruel. Su padre los odiaba. Él la odiaba. No la quería. Con eso, ella lo entendió por completo. Ese día, juró omitirlo en su vida. No quería que fuera su padre. Para ella, su identidad ya estaba enterrada en el suelo. Después de ese terrible evento, regresaron al barrio marginal. Continuaron su vida sin su padre. Sabía que su madre hacía todo lo posible para poner comida en la mesa, pero algunos días tenía mala suerte. Con su enfermedad, siempre estaba en cama sanándose porque no podían permitirse ir al hospital. Cuando se sentía mejor, trabajaba como limpiadora en un restaurante y secretamente guardaba la comida desperdiciada para ella y su hermano. A veces, Marga vendía verduras en el mercado compartiendo un pequeño espacio con su vecino en un quiosco hasta que el quiosco se quemó. Su madre Marga estaba muy devastada cuando llegó a casa. No sabían qué había pasado y la policía ni siquiera tenía ninguna pista sobre el incidente. Todos guardaron silencio al respecto y como no tenían dinero, el caso se desvaneció sin problemas.