Capítulo 37 La profecía del salvador
Abaddon aumentó de tamaño ante la presencia y mirada de todos los ángeles y arcángeles que se encontraban presentes. ¡No sucedía algo similar en aquella ciudad en la que el pecado y la oscuridad no eran bienvenidos en ningún sentido!
De pronto se encontraron con el inmenso poder que Abaddon era capaz de liberar con su oscuridad. Ishmalkahama se vio obligado a aumentar su gracia, dejando cegados a sus hijos presentes que estaban ante un hecho histórico que por más que desearan borrarlo de la historia, siempre existiría un ser que recordara la batalla entre un dios supremo y parte de sus creaciones que se rebelaron en su contra por la tiranía y forma de actuar.
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