Capítulo 41 Una pista
El vaso con whisky que lo había acompañado la última hora y que rellenó varias veces, se convirtió en cientos de fragmentos una vez que chocó contra la pared. No podía comprender lo que sucedía y las respuestas ambiguas de sus contactos lo estaban volviendo loco. Gritó, lleno de frustración e impotencia por no haber logrado nada después de una semana de intensa búsqueda.
Goran lo miró sin inmutarse, pero podía olfatear la preocupación de Marco desde donde estaba, y con buena razón. Era él el encargado de la seguridad de Livia esa noche y le aseguró que tenían controlado el perímetro y el interior de la mansión de los Villanegra, dos veces.
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