Apenas dejé a mi hijo en la guardería y fui al trabajo. El despacho había crecido notablemente, era casi el doble de grande en cuanto a espacio y me imagino que también referente al trabajo. Entré y saludé y una chica de unos dos o tres años menos que yo se puso de pie de inmediato y me recibió con tal amabilidad que me sorprendió el hecho.
—El doctor pidió que en cuanto llegara pasara a su oficina, venga conmigo por favor.
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