Capítulo 322 Rompiendo las cadenas
En el instante en que Yardley percibió el sutil cambio en el aroma de Tessa—afilado, caótico, impregnado de ansiedad contenida—esbozó una sonrisa de satisfacción arrogante.
¿Ves? Nadie es irrompible. Solo hay que encontrar la debilidad adecuada, y hasta la persona más fuerte se quiebra.
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