Capítulo 11 Esa hija ingrata que me delata otra vez
Llevaba puesto un elegante top negro sin mangas, recortado lo suficiente para revelar un poco de mi cintura, y un par de pantalones beige de pierna ancha que se balanceaban con cada paso. Con una estatura de cinco pies y seis pulgadas, tenía un cuerpo alto y esbelto con piel de alabastro y tonos fríos. Mi larga melena ondulada era de color castaño, lo que hacía que mi tez pareciera más clara.
"¿Mamá, qué llevas puesto?" preguntó Yuna, sus ojos se abrieron sorprendidos. "¡Te queda realmente bien!" Era la primera vez que me veía vestida de manera tan diferente, y claramente se quedó boquiabierta.
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