Baldassare
Apoyo la cabeza en el asiento. No hay peligro; Guido ya no nos matará con su forma de manejar. Nos hemos relajado al no tener a nadie siguiéndonos. El móvil vibra en mi bolsillo. Lo había puesto en silencio cuando estaba con Azzura. La espalda me está pasando factura por tantas horas tatuando. Merda, pero valió la pena cada trazo en su piel. Saco el celular y entrecierro los ojos al ver la pantalla.
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