Capítulo 37 El corazón se me aligera
Azzura
El colchón se hunde, y de inmediato muevo la mano debajo de la almohada, sacando la pistola. Apunto el lado izquierdo, hacia el movimiento, y la mano de la persona que se acerca se queda suspendida en el aire. Mis ojos se inundan de lágrimas. La persona se arroja a abrazarme.
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