Capítulo 51 Mi leoncita tiene prisa
Llegaron a un bar muy pequeño y acogedor. Era en la planta baja de un edificio de piedra. Tal como lo eran todas las edificaciones en el lugar. Al entrar, podía verse a la derecha la barra, con las botellas en una vitrina empotrada en la pared. Frente a la barra, las banquetas de madera y solamente un espacio para caminar. Hasta el fondo había un espacio de no más de veinte metros cuadrados, con pequeñas mesas altas.
Avanzaron hasta esas mesas, quedando un poco aislados de las otras personas que ahí se encontraban.
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