Capítulo 8 El hermano que amaba es pura maldad
Maggie sintió un destello de pánico antes, pero después de escuchar la explicación de su hija, se obligó a calmarse. Su expresión se endureció mientras apretaba los dientes y exclamaba: "¡La próxima vez que regrese, no quiero que ninguno de ustedes le hable! ¡Si no lo enderezo esta vez, no soy digna de mi propio nombre!"
Luego se volvió hacia David, su frustración aumentando. "¡David, este hijo tuyo está más allá de la salvación! ¡Si no lo disciplinamos ahora, va a ser un completo fracaso!"
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