Capítulo 40 Los efectos de un extraño amor
Se levanta Inmaculada activamente y prepara el desayuno, Ángel está cansado por tanta actividad con su esposa. Sale de la ducha, y entra Inmaculada a la habitación, con una bandeja de comida. Él esboza una tierna sonrisa diciendo:
—Eres un manojo de virtudes, mi santa. Pero, ya hablé con mi secretaria para que contrate personal de servicio—Inmaculada lo mira y frunce el ceño, el lujo al que Ángel la quiere someter, la agobia de inmediato refuta:
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