Capítulo 31 La alquimia estremecedora
Pasa el tiempo, la felicidad en Ángel no se aparta de su rostro, Inmaculada esta vez se relaja y no refuta, como lo acostumbra hacer. Descarta Inmaculada de su mente, no volver a estar así a solas con Ángel, acentúa en su interior que, a pesar de todo, con lo que él carga a cuesta, es un hombre muy especial.
—¿En qué piensa mi santa? —pregunta Ángel, sujetándola entre sus brazos.
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