Capítulo 6 Miss simpatía
Al llegar a su apartamento, Brooke se comunicó enseguida con su amiga y abogada Alexa.
–Hola de nuevo amiga, cuéntame, ¿cómo te fue?
–Estoy embarazada Ale, pero siéntate para contarte el resto.
–¿Es un embarazo múltiple? ¿Cuántos son?
–No es eso Ale, Austin Kendall me siguió hasta la clínica, me presionó un poco y le dije el resultado. Lo primero que hizo fue proponerme matrimonio, incluyendo un divorcio al nacer el niño y todo para conservar legalmente la custodia.
–No es común, pero estuvo bien pensado.
–No acepté su propuesta, pero le ofrecí compartir la custodia, le expliqué que no quiero desgastarme en tribunales, además, pienso que realmente el más afectado es Kendall. Yo voy a tener a mi hijo, solo que su padre no será un desconocido como yo pretendía, en cambio él tendrá un hijo con una mujer que no fue su elección, pero está dispuesto a todo ya que solo desea un heredero para su imperio hotelero. ¿Tú puedes ayudarme a redactar el documento que aplica en estos casos?
–Sí Brooke por supuesto, pediré asesoría a un colega que trabaja en el tribunal de familia, una vez tenga el documento te lo enviaré.
–Gracias por todo tu apoyo Ale.
–Por cierto, aparte de proponerte matrimonio, ¿cómo reaccionó Austin con la noticia de tu embarazo?
–Está asumiendo su papel de padre con demasiado entusiasmo para mi gusto, me preguntó por el estrés de mi trabajo, si vivía sola y pidió encarecidamente acompañarme a cada cita médica.
–¡Amiga, qué éxito!, guapo, millonario y súper papá.
–No es gracioso Ale
–Mírale el mejor lado amiga, por lo pronto descansa, son muchas emociones en un solo día.
***
Dos días después, Brooke estaba en su oficina sonriendo satisfecha por el contrato conseguido en Los Emiratos Árabes cuando de recepción le anunciaron la visita de Austin Kendall. “¿Cuál concepto de discreción conocerá él? Porque definitivamente no se parece al mío.”
Lo hizo pasar y la recepcionista lo acompañó, haciéndole ojitos detrás de él, tuvo que mirar a otro lado para evitar sonreír. Antes de que lo saludara entró su asistente con unos documentos y mientras le indicaba lo que debía hacer con esos papeles que, según ella eran urgentes, no quitaba la mirada de Austin, le tocó disimular otra vez para no reír.
Resulta que el padre de su hijo estaba despertando pasiones en la oficina.
Cuando quedaron a solas, pudieron por fin hablarse.
–Debo decir que me sorprende su visita, además de molestarme porque se le está haciendo costumbre aparecerse sin previo aviso. ¿Cuál parte del concepto de “discreción”, no entendió? –le espetó mirándolo fijamente.
–Le dije que sabía de usted tanto como supo de mí, conociendo su identidad era fácil saber la ubicación de su oficina, que es impresionante debo decir. Tenía una reunión con unos arquitectos en el edificio de al lado, realmente no lo planeé, solo surgió cuando salí y vi bien dónde estaba. Esta visita no es indiscreta, puede ser que me interese adquirir uno de sus modelos exclusivos.
–Entonces, ¿el hecho de que esté aquí fue improvisado?
–Efectivamente, ahora a lo que vine, ¿cómo se siente?, ¿comió bien hoy?
–Me siento bien y aún no he comido.
–¡No puede hacer eso!, debe tomar vitaminas con las comidas para su bienestar y el del bebé. La invito a comer, acompáñeme por favor.
–Acepto, pero vamos a dejar algo en claro: Primero, usted no podrá aparecerse en mi oficina cada vez que se le antoje para controlar, ni mis comidas, ni ninguna otra cosa. Segundo, quedamos en que me acompañaría a las consultas médicas y eso es dentro de un mes, antes es indiscreción y abuso de confianza. Tercero, la próxima vez que quiera hablar conmigo utilice el teléfono, ¿entendió?
–Si, miss simpatía, entendí.
–Ahora, ¿puede esperarme unos minutos mientras reviso estos documentos que trajo mi secretaria?
–¿Debo salir?
–No, por su seguridad quédese aquí, ¿acaso no vio como lo devoraban tanto la recepcionista como mi asistente?
–Sí lo noté –dijo sonriendo–, pero…
–Pero está acostumbrado, ¿eso iba a decir?
–Me sentaré por aquí y revisaré algunos correos en mi teléfono, tómese su tiempo.
Lo vio tomar asiento y se dedicó a revisar los documentos que tenía sobre el escritorio, de vez en cuando levantaba la mirada y se encontraba con ese par de pozos oscuros en los que le gustaría sumergirse, le sonrió para disimular, porque realmente no podía concentrarse en lo que debía hacer allí.
***
Austin también observaba un poco a Brooke y se preguntaba: “¿Por qué una mujer como ella decidió quedarse soltera y tener un hijo por cuenta propia? ¿Será muy exigente?, también podría ser una maniática insoportable en la intimidad, es muy bella, elegante y…”, ella se dio cuenta de que él la observaba y le sonrió, “su sonrisa parece franca y me gusta…, me gusta su sonrisa quiero decir”
–¿Sabe qué? –dijo Brooke de pronto–, estos papeles llevarán más tiempo del previsto y ya me hizo pensar en comida, así que, mejor nos vamos porque tengo hambre.
–Sé que tiene un restaurante favorito, pero déjeme llevarla a uno italiano cuya pasta es deliciosa, la hacen ellos mismos.
–Perfecto, me gusta comer pasta.
A Austin le encantó que aceptara ir a comer pasta, era su comida preferida y su novia Lauren no se lo permitía, no lo dominaba, solo que prefería evitar discusiones, de lo contrario pelearían todos los días por cada cosa que quiere hacer y que a ella le causa molestia.
En el restaurante al que fueron, los ubicaron en una mesa VIP, el dueño salió al encuentro de Austin y lo saludó efusivamente, ofreciéndoles vino, Brooke declinó y pidió agua muy fría, lo que le hizo sonreír porque no hacía calor y él se imaginó que era algo del embarazo. También pidieron la comida y durante la espera le solicitó:
–Por favor vamos a tutearnos, tanta formalidad no cabe en nosotros ya que ahora tenemos un lazo muy fuerte entre ambos.
–Visto así, tienes razón.
–Gracias, quiero saber de ti, tus padres, tu familia, pero para ser justos comenzaré yo diciéndote que pertenezco a la cuarta generación en el negocio familiar de hotelería, mi padre comenzó a cambiar un poco el enfoque al destacar más el lujo en nuestros hoteles y a mí me gustó ese concepto, por lo que lo he afianzado y me va muy bien; soy hijo único en una sucesión de hijos únicos, mi madre tiene dos hermanas que nunca se casaron y cuando se reúnen las tres es la carga de energía más grande que puedas imaginarte. Mis padres viven en Connecticut, allí nací, crecí y estudié, una vez graduado decidí establecer las oficinas administrativas aquí.
***
Brooke estaba agradablemente sorprendida con lo que estaba viendo de Austin, era cortés y amable con las personas, se comportaba como todo un príncipe encantador haciéndola sentirse halagada, su ex trataba al personal de los restaurantes como inferiores y eso la avergonzaba.
En cambio, ese hombre tremendamente atractivo, que le había resultado muy molesto y engreído hasta hace poco, ahora la hacía sentirse cómoda, así que comenzó a contarle sobre ella y su amada familia.
–Mi nombre completo es Brooke Brianna Fanning Harper y desde la secundaria no uso mi segundo nombre porque todos me decían BeBe, eso me molestaba mucho, así que comencé a presentarme como Brooke solamente, mi madre es Briana Harper su nombre se diferencia del mío por una n y mi padre es Bruno Fanning, las “B” son importantes en mi familia porque mi hermano mayor se llama Bryan y el nombre de mi hermana menor es Barbara. Mis padres tienen una granja gigante, además son veterinarios y con mis hermanos mantienen una clínica, hospedaje y refugio para animales.
–¿Por qué tienes una profesión tan distante?
–No me juzgues, adoro a los animales, crecí entre ellos, pero analizaba todos los vehículos de la granja y me encantaba dibujarlos para luego hacer versiones de esos dibujos, los detallaba por dentro y me entretenía inventar mejoras en sus estructuras, investigué en internet y supe del diseño automovilístico, esa idea se sembró en mi cabeza y aquí me tienes.
Conversaron un poco más sobre algunas anécdotas estudiantiles por lo que la velada era muy amena. No muy lejos de la pareja, un hombre armado con una cámara se daba vida tomándoles fotos.