Capítulo 214 Te evito como a la peste
El sol dorado se elevó lentamente en el cielo, enviando sus rayos que brillaban sobre la alfombra en el suelo.
Verónica había dormido bien esa noche. Cuando miró su teléfono, descubrió que ya eran las siete y media de la mañana. Acariciándose el estómago y dándose cuenta de que tenía hambre, se lavó rápidamente y bajó las escaleras para desayunar.
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