Capítulo 26 Tú eres mi lobo
La pelinegra arrastro al castaño a su diminuta cama, y mientras que él se había colado habilidosamente entre sus piernas ella rodeó su cuello con los brazos, afianzo el beso al mismo tiempo que frotaba su cuerpo contra el de él.
Estaba fuera de control, no entendía que le sucedía pero cuando Dimitri se encontraba tan próximo a ella que la encendía. Todo su cuerpo vibraba y lo deseaba, ¿eso que representaba? Ella abre los ojos observando aquellos ojos brillantes y rebosantes de lujuria.
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