Capítulo 37 Los placeres de la carne
Dante movió sus dedos más rápido dentro y fuera y Belinda comenzó a sentir ardor, ya iba a decirle que le dolía cuando sintió la boca de Dante lamiendo encima de sus dedos que entraban y salían, Belinda mortificada quiso quitarse y Dante sonrió.
—Dijiste que podía hacer lo que quisiera —dijo con su boca contra su vagina—, como resistirme a esta cosita deliciosa.
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