Capítulo 24 A ojos cerrados
Me tomó de la mano y me llevó hacia el centro de la habitación y me besó con posesión, con desespero y yo solo me dejé hacer, comenzó a desnudarse, lo escuché luchando con los botones de su camisa y luego el silencio seguido de sus manos sobre mi, acariciaba con delicadeza cada parte de mi cuerpo y yo me derretía con cada roce de sus manos en mi piel, me empujó suavemente a un diván que alcancé a ver cuando di una rápida inspección a la habitación, me ayudó a recostarme y con su boca fue recorriendo cada parte de mi cuerpo, había una humedad increíble en mi piel que su boca iba dejando a su paso. Se me escapó un gemido que no supe si estaba permitido o rompía la segunda regla, pero no me iba a preocupar de ello porque de hacerlo estaría rompiendo la primera, así que solo disfruté cada caricia que su boca me regalaba, lo sentí avanzar sobre mi ligeramente y me abrió las piernas con delicadeza, estaba cerca del sitio que él amaba explorar y que a mi me enloquecía al sentirlo, se detuvo un momento, fue breve y luego lo sentí llevando mis piernas a sus hombros para tener mayor acceso.
Estaba disfrutando cada instante, seguía entre mis piernas, matándome de placer y yo solo podía retorcerme y sudar, gemir y gritar y en medio de uno de esos gritos sentí su boca atrapar la mía y me sobresalté tanto, era Julián quien me besaba, su sabor era exquisito e inconfundible, pero entonces ¿Quién estaba entre mis piernas? En un acto reflejo intenté incorporarme y quitarme el antifaz y el hombre entre mis piernas evitó que me levantara al tiempo que Julián detuvo mis manos para que no tocara el antifaz.
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