—Te dije que la empleada organizaba todo mañana—. Esteban le ayuda a recoger lo último que falta. Son más de las 11 de la noche y Kiara siente que no puede dar ni un paso más.
—No puedo irme a dormir sabiendo que estaba ese desorden. Lo importante es que ya tengo lo que supuestamente una chica necesita—. Suelta un largo suspiro y se desploma en el sillón.
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