Capítulo 259 Roma no se construyó en un día
Audrey
Desperté sintiendo el cálido sol lavando mi mejilla. Mi cuerpo dolía agradablemente, y con ello vinieron mis recuerdos de la noche anterior: las manos de Edwin en mi piel, el suave murmullo de su voz mientras susurraba mi nombre, el calor de su aliento contra mi cuello.
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