Capítulo 147 Una nueva propuesta
Celeste
El dolor que me producía la pulsera era una completa agonía. Valerius había hecho algo, la había manipulado de alguna forma, o esta era diferente, especial… más aterradora. Y yo no podía pensar, solo sentía el dolor y el horror. No solo el mío, sino también el de Índigo, mi madre, quien se mantenía a mi lado como si intentara tomar algo de mi sufrimiento. Sabía que ella también había sido obligada y, aun así, se resistía. Ambas lo hacíamos.
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