Capítulo 99 Nuestra cama, nuestro castillo
Celeste
Una marca. Hasta no hace mucho, yo me conformaba con que algún lobo se fijara en mí. Y ahora, el mismísimo rey de Todos los Lobos clamaba el deseo de querer marcarme. Podía escuchar el rugido desesperado de Roy. Un lobo solo piensa en su mate, en marcarla y hacerla suya. Estaba segura de que cuando fuera nuestro momento, él me marcaría. Pero si me marcaba ahora… sería un símbolo de que yo era la persona querida de Su Majestad. Estaba en peligro porque él me amaba.
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