Capítulo 27 La querida del rey
Celeste
Su Majestad no apareció en la mañana, ni tampoco al día siguiente, pero cada mañana encontraba una magnolia apoyada en mi almohada. Tampoco me encontré con Fabrizio, ni Eva quien se olvidó de mis odiosos entrenamientos. Marina venía de vez en cuando a ver cómo estaba, pero también desaparecía. De nuevo estaba sola en el castillo.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread