Capítulo 325 Mentiras piadosas
El frío y agudo mordisco del aire de la pista de hielo se desvaneció a medida que los sonidos de la multitud se volvían ensordecedores. Abriéndome paso hacia la pista, sentí la oleada de calor envolviéndome mucho antes de darme cuenta de que era Enzo, abrazándome fuertemente en medio de la multitud.
Su uniforme, aún húmedo de sudor, se aferraba a él, pero parecía no importarle mientras me apretaba cerca.
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