Nina
La Luna extendió su mano pálida y fantasmal hacia mí con la promesa de dejar que mis amigos y el pueblo de Mountainview sobrevivieran siempre y cuando aceptara convertirme en su marioneta. Extendí la mano para tomarla a pesar de que todo en mí me decía que no lo hiciera; pero tenía que intentar salvar a mis amigos. No podía soportar los gritos y la agonía que me rodeaban; no podía vivir conmigo misma sabiendo que al menos no lo había intentado.
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