Capítulo 90 Entrando en la cueva, la primera pista
Preocupado de que Jiang Yan subestimara este regalo, Zhang Fugui se lo presentó: "Doctor Jiang, no subestimes esta campana. Siempre que mi hijo sube a la montaña a recolectar hierbas, tan pronto como suena esta campana, las bestias feroces de la montaña se dispersan de inmediato. Incluso los mosquitos no se atreven a acercarse a él. Si no me crees, consigue un perro para probarlo, es muy efectivo."
Los ojos perspicaces de Jiang Yan eran increíblemente poderosos, lo que le permitía ver la naturaleza extraordinaria de este objeto.
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