Capítulo 6 Estamos cada vez más cerca
Punto de vista de Gabriel
-¿Qué dijiste?- Nick fue el primero en responder.
Yo estaba congelado.
Se sentó a mi lado y miró a su mamá, la pizza olvidada desde hace mucho.
-Dije que su nombre es Aria-, dijo ella, luciendo confundida. -¿Qué está pasando chicos?
Nick me miró con una brillante sonrisa en su rostro. -¿Crees que es ella?
-¿Conoces a esta chica?- su mamá preguntó, mirándonos.
-¿Cómo es ella?- finalmente logré preguntar.
-Ella es muy bonita. Baja, pequeña. Tiene el pelo castaño y ojos verdes-, dijo ella.
-Oh, mierda, ¡es ella!- Nick gritó.
Yo estaba congelado, mi corazón latiendo en mi pecho. Ella estaba aquí.
-¿Cuándo fue esto, mamá?- preguntó Nick.
-No les diré nada más hasta que me digan qué está pasando. Gabriel parece que se va a desmayar-, dijo ella, frunciendo el ceño.
Nick me dio un codazo. -Díselo.
-No sé quién es-, suspiré. -La vi hace un par de días frente a mi salón de belleza y sentí esta conexión con ella. Se escapó antes de que pudiera hablar con ella. Y me ha estado molestando desde entonces. Siento algo por ella, pero no sé qué es. Y he estado tratando de encontrarla.
Su mamá estaba pensativa.
-¿Podría ser algo de pareja?- finalmente me preguntó.
-No. No puede ser. Nosotros, los brujos, no tenemos parejas-, dije, sacudiendo la cabeza.
-Lo sé. Pero nunca se sabe. Tal vez serían la primera pareja en descubrirlo-, se encogió de hombros.
No me gusta esta idea. No quiero una pareja. Tenía un par de amigos hombres lobo y vi lo que hace un vínculo de pareja.
-No es un vínculo de pareja. Estoy seguro de eso. Es algo más-, dije mirándola. -No siento la necesidad de, perdón por mi lenguaje, joderla.
Nick se rió de mi disculpa y su mamá comenzó a pensar de nuevo.
-No sé qué podría ser-, dijo ella. -Espero que ella regrese para que puedas hablar con ella.
Y entonces me di cuenta.
-Espera, ¿dijiste que se iba de la ciudad?- pregunté, sintiendo la ira llegar.
-Mira, mamá, Gabe te lo contó todo. Necesitamos que nos digas exactamente qué pasó-, habló Nick lentamente.
La Sra. Black me miró y tomó mi mano. Debe haber sentido lo tenso que estaba, y quería reconfortarme. Le estuve agradecido, pero necesitaba que empezara a hablar.
-Por supuesto, te contaré todo, Gabriel. Veo que esto es importante para ti-, dijo mirándome con amor en sus ojos.
-Sucedió alrededor de la 1:30 pm. Estaba en la cocina haciendo café y miré por la ventana-, finalmente comenzó a hablar. -Vi a esta chica bonita parada frente a tu casa, mirándola. Pensé que llamaría a tu puerta, pero no se movió. Salí y le pregunté si podía ayudarla. Preguntó por Claudia, y le dije que había muerto.
Mi corazón se estremeció dolorosamente al mencionar a mi abuela. Asentí para que continuara. Nick estaba todo oídos a mi lado.
-Se veía sorprendida, y le pregunté cómo conocía a Claudia. Nunca había visto a esta chica antes. Dijo que su abuela era amiga de Claudia y le dijo que viniera a buscarla. Le hablé de ti y le dije que si quería, podía hablar contigo. Dijo que vendría si tenía tiempo antes de irse de la ciudad. Pero nunca dijo cuándo se iba. Se fue después de eso. Dijo que su amiga la estaba esperando.
Sentí ira, tristeza y un pequeño destello de esperanza mezclándose en mí. ¿Podría esperar a que ella viniera a mí? Dijo que tal vez. ¿Podría vivir con tal vez? No lo creo.
-¿Tenía coche?- la voz de Nick interrumpió mis pensamientos.
-No. Iba a pie-, respondió su mamá.
Nick se volvió hacia mí. -Entonces no puede estar lejos, amigo. Fue a su amiga. La que vino al hotel con ella. Debe vivir cerca.
La esperanza creció más fuerte en mí.
Su mamá estaba confundida de nuevo. -¿Qué hotel?
-No hay tiempo, mamá. ¿Sabes si alguno de nuestros vecinos tiene una hija llamada Annie?
Tuve suerte de que estuviera aquí conmigo. Él podía pensar con más claridad que yo. Mis emociones estaban nublando mi pensamiento.
Ella estaba pensativa cuando finalmente habló.
-Bueno, no son nuestros vecinos, pero había una pareja viviendo en Summer Alley. Tenían una hija llamada Annie. La mujer trabajaba conmigo en mi bufete de abogados. Pero fueron asesinados por inquisidores hace seis meses. No sé qué pasó con su hija.
-¿Sabes su apellido?- pregunté rápidamente.
-No lo recuerdo...-, suspiró.
Me sentí decepcionado. Pero estaba listo para tocar en cada puerta en Summer Alley y preguntar si Annie vive allí.
-Espera. Su mamá y yo trabajamos en un caso juntas. Tengo archivos en algún lugar. Su apellido está en ellos-, dijo, levantándose y corriendo a su oficina en casa.
Pasé los dedos por mi cabello y tomé un sorbo de mi cerveza ahora tibia.
-Oh mierda-, dije. -Tráeme una fría, ¿quieres?- le dije a Nick.
Él se levantó y agarró dos cervezas de la nevera.
-Hombre, realmente espero que ella esté allí. Esto se ha vuelto personal para mí. Ahora necesito encontrarla-, dijo enfatizando la palabra yo.
-Me rindo buscándola si no está allí-, dije.
-¿Qué? ¿Por qué?- Nick preguntó, sorprendido.
-Escuchaste lo que dijo tu mamá. Tal vez venga aquí. Esperaré-, me encogí de hombros.
-Sí, pero ¿y si no viene?
-Entonces no está destinado a ser. Soy un hombre cansado. No sé qué me está pasando. Nunca me he sentido así antes. Quiero resolver esto y volver a no importarme nada-, dije, enojándome.
-Creo que estás equivocado-, dijo. -Hay algo o alguien ahí afuera que quiere que los dos estén juntos. Esto es algún poder superior, hombre. Tal vez la Diosa de la Luna.
Aquí vamos de nuevo con la luna. Sonreí y quise protestar cuando su mamá regresó sosteniendo un archivo en sus manos.
-Lo encontré. Es Powell.
Nick y yo saltamos y corrimos hacia su auto.
Su papá estaba llegando al camino de entrada y nos saludó con la mano. Nick le devolvió el saludo y se apresuró a entrar al auto. Antes de cerrar la puerta del auto, escuché a su papá preguntarle a su mamá por qué teníamos prisa.
Nick aceleró hacia el Callejón de Verano. Decidimos caminar y revisar cada puerta y buzón.
Estacionamos al principio del Callejón y comenzamos a buscar. Tratamos de ser discretos al respecto porque sabíamos que parecía extraño.
Estábamos casi al final, y yo estaba frustrada cuando lo vimos. Un buzón con Powell escrito en él. Esto era.
La casa era amarilla y había un jardín lleno de flores en el frente. Había una luz parpadeando en la habitación de la planta baja, pero el resto de la casa estaba oscura. Probablemente estén viendo televisión.
Miré a Nick y estaba tenso. -Es esto-, dijo.
Caminamos hacia la puerta y golpeamos. Escuchamos movimientos y la luz se encendió adentro. Las puertas se abrieron y una chica bonita con cabello rubio y ojos marrones estaba parada allí sorprendida.
-¿Cómo puedo ayudarlos?- preguntó, y pude sentir lo nerviosa que estaba.
Creo que me reconoció. Probablemente escuchó rumores y tenía miedo de mí.
-¡Hola!- dije, sonriendo. -¿Tu nombre es Annie Powell?
-Sí-, asintió. -¿Por qué?
-¿Está Aria Walker aquí contigo?- pregunté, con la voz temblando ligeramente.
Ella tiene que estar aquí. Nick estaba a mi lado, y podía sentir lo tenso que estaba. Era un poco extraño, pero lo ignoré.
Sus ojos se abrieron sorprendidos antes de mirar por encima de su hombro hacia la sala de estar, supongo.
-Aria-, llamó.
Un momento después ella llegó a la puerta. Estaba usando pantalones de pijama y una camiseta negra ajustada. Su largo cabello castaño estaba recogido en una coleta. Sus ojos verdes se abrieron sorprendidos y con miedo cuando me reconoció.
POV de Aria
Estábamos en medio de nuestra segunda película cuando escuchamos un golpe en la puerta.
-¿Qué demonios?- Annie frunció el ceño. -No estoy esperando a nadie.
Se levantó del sofá y encendió las luces. Agarré el control remoto y pausé la película.
Escuché que abría la puerta y hablaba con alguien afuera. No pude escuchar lo que decían, pero un par de momentos después la escuché llamando mi nombre. Caminé hacia la puerta delantera preguntándome por qué me llamaba.
Había dos hombres parados frente a la puerta. Ambos altos y musculosos, ambos mirándome con expresiones indescifrables en sus rostros.
Reconocí instantáneamente al chico de cabello oscuro. Era el que me encontré el primer día en la ciudad. Sentí escalofríos por mi espalda. ¿Por qué estaba aquí? ¿Iba a entregarme a los inquisidores? Él sabía que era una bruja. ¿Vino por mí?
Respiré hondo y di un paso adelante. Sabía que no podía huir. Me atraparían.
-¿Annie? ¿Qué está pasando?- pregunté, mirando a mi amiga.
-Te están buscando-, dijo en voz baja.
Sentí que se formaban nudos en mi estómago. Creo que pueden oler mi miedo.
-¿Podemos entrar?- habló el chico de cabello oscuro.
-¿Por qué?- pregunté, retrocediendo.
-Porque necesito hablar contigo-, respondió enojado.
-¿Es por lo del otro día?- pregunté con valentía. -Dije que lo sentía. Debería haber estado más atenta. No quería lastimarte.
Annie me miró confundida. No le conté al respecto porque no pensé que importara. Claramente, sí le importa a él.
Me sonrió. -Creo que eres demasiado pequeña para lastimarme-, dijo calmadamente. -Ahora, ¿podemos entrar?
-¿Estás aquí para llevarme a los inquisidores?- pregunté, retrocediendo.
El hombre miró a su amigo, con expresiones confundidas en sus rostros.
-¿Por qué haríamos eso?- preguntó su amigo, con la voz temblorosa.
-No lo sé-, dije. -Ni siquiera los conozco y me están buscando.
-Mira, Aria...-, habló el chico de cabello oscuro, levantando las manos como si se estuviera rindiendo. -No estamos aquí para lastimarte. Estamos aquí para hablar contigo. ¿Estabas buscando a mi abuela hoy, verdad?
¿Él es el nieto de Claudia? Miré a Annie y ella asintió.
-¿Eres Gabriel?- pregunté.
-Sí. Y él es mi amigo Nick-, dijo, señalando a un chico con cabello rubio oscuro.
Miré a Nick y sentí una extraña sensación en mi pecho y estómago. Me miraba con una expresión extraña. Como si estuviera confundido. Le hice un gesto con la cabeza, y me sonrió un poco.
-Así que, ¿podemos entrar, por favor?- habló Gabriel.
-Claro. Pasen-, dijo Annie, cerrando la puerta detrás de ellos. -¿Quieren algo de beber?
-¿Tienen cerveza?- preguntó Nick.
-Claro. ¿Gabriel?- se dirigió a él.
-Sí. Gracias-, respondió sin apartar la mirada de mí.
-Aria, muéstrales la sala de estar-, me dijo y fue a la cocina.
Me di la vuelta y me siguieron a la sala de estar. Quité nuestras mantas y apilé cojines del sofá y les hice un gesto para que se sentaran. Tomé el control remoto y apagué la televisión.
Antes de que pudiera siquiera sentarme, Gabriel habló. -¿Quién eres tú?
Me volví hacia él y lo miré confundida. -¿Qué quieres decir?
-¿No lo sientes?- me preguntó.
Creo que se estaba enojando.
-¿Sentir qué?- pregunté en voz baja, temiendo enojarlo aún más.
-La conexión entre nosotros-, dijo, tomando una respiración profunda. -Desde el momento en que me choqué contigo, y vi tus ojos, sentí algo por ti. He estado tratando de encontrarte desde ese día.
Me quedé sin palabras. Este extraño sentía algo por mí. Trató de encontrarme. Y resulta ser el nieto de Claudia. ¿Es solo una coincidencia?
-¿Cómo me encontraste?
-Buscamos en los hoteles cerca de ese lugar donde nos topamos. Conseguimos tu nombre y el de Annie de ese chico de recepción. Y cuando llegamos a casa, la mamá de Nick dijo que había una chica buscando a mi abuela. Nos dijo tu nombre y supe que eras tú-, dijo recostándose en el sofá.
¡Guau! Eso es mucho para asimilar. No sabía qué pensar.
-¿Cómo encontraste esta casa?- logré articular.
-Pregunté a mi mamá si tenías coche y me dijo que estabas a pie,- dijo Nick. -Así que sabía que no podías estar lejos. Mi mamá recordó que solía trabajar con una mujer que tenía una hija llamada Annie y vivía cerca. Así que vinimos aquí.
Me quedé sin palabras de nuevo. Parece que realmente querían encontrarme. ¿Debería preocuparme de que fueran unos acosadores espeluznantes?
Annie finalmente entró en la sala llevando dos cervezas y palomitas. Por eso le había llevado tanto tiempo volver.
-Voy a tomar una cerveza también,- dijo. -¿Quieres una, Aria?
-Sí, claro. Necesito una,- le dije y sonreí.
Ella volvió para traernos un par de cervezas, y me recosté en el sofá para pensar en lo que dijeron. Sentía sus ojos en mí, pero me negué a mirarlos.
Annie regresó y me entregó mi cerveza.
-De acuerdo,- suspiró y se sentó en el otro sofá. -Escuché lo que le dijiste, Gabe. Sobre la conexión que tienes con ella y tratar de encontrarla. Espeluznante, debo admitir, pero algo excitante.
Me quedé helada. ¿Estaba loca? Él la mataría por hablarle así. Miré a Gabriel y él estaba sonriendo. Estaba confundida. ¿Sonriendo? ¿En serio?
-Te vamos a contar todo lo que sabemos, y vamos a llegar al fondo de esto,- continuó Annie, mirándolos fijamente.