Capítulo 48 La devoción de un beta
Oliver parecía visiblemente mejor desde la última vez que lo había visto, después de su misión y las torturas sufridas. El simple recuerdo de aquel campamento sombrío, los cuerpos de los lobos caídos y Harvey, momentáneamente sometido por la bestia, era suficiente para sacarme de mi ensueño.
El hocico del Alfa me devolvió a la realidad, despertándome de mis sombríos recuerdos.
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