Capítulo 5

¡Pero qué demonios estaba haciendo! Exclamé para mis adentros al aceptar besar a mi maldito jefe… tapo mis labios con la mano tratando de asimilar mi comportamiento tan lascivo, mis padres no educaron para ser una lanzada, siempre me recordaron que debía permanecer puro para el hombre con el que me casaría algún día. Y de hecho mientras que mi jefe me lleva por un largo pasillo, mis piernas reaccionan por sí solas, como si no quisieran separarse de él. Al llegar al fondo de la habitación Elijah abre la puerta dejándome ver su oficina, entramos sin soltar nuestras manos, para luego sentir el portazo de la puerta. — ¿En que habíamos quedado? — Elijah se pega a mi y en mi trasero pude sentir su verga dura. Aquello definitivamente encendió en mí una llama de la cual sentía que no había vuelta atrás, pero no iba a ocurrir en ese momento. Así que me deshago de sus brazos. — No. — Niego con mi cabeza mientras peino todo mi cabello hacia atrás. — ¿Qué sucede? — Él me miró confundido. — ¿en serio lo estas preguntando? ¡Elijah esto no debió pasar! — ¡¿Por qué?! Si tú misma me lo pediste y no soy nadie para negarme a tus peticiones. — Yo… — Trato de pensar en una buena excusa, pero no había ni una sola idea buena. — Tu lo quieres al igual que yo. Elijah vuelve a acercarse a mí tomándome de la cintura para nuevamente pegarme a su cuerpo, sobre mi cuello va dejando una serie de besos que ponen mi piel como la de una gallina, cierro mis ojos disfrutando de aquellas caricias que solamente había visto en películas románticas. — Me vuelves malditamente loco Alicia. — Murmura Elijah sobre mi cuello. — Dame la oportunidad de probarte entera. — No puedo. — digo. — ¿Por qué no puedes? Elijah sube sus manos hacia mi cabello para tomarlo todo con una sola mano- — Simplemente no puedo. — Prometo ser gentil, tratarte como una reina, solo quiero sentir como aprietas mi verga con tu coñito. Su mano libre va directamente frente a mi a mi vulva cubierta por mis pantalones, allí comienza a hacer pequeños círculos y dándome una muestra de excitación. — Elijah. — Gimo, tomó su mano para detener el movimiento, pero él no me lo permitió. — Si amor, gime mi nombre. — Él gruñe. — Para por favor. — suelto un lloriqueo al sentir como mis piernas comienzan a temblar de placer. — Solo déjame darte una muestra de lo que te puedo dar. — Su movimiento aumenta y consigo nuestras respiraciones se entremezclan. — Correte Alicia, disfruta de una buena mastrubada. Y entonces por primera vez en mi vida pude sentir una una experiencia completamente diferente, cerré mis ojos con fuerza cuando una fuerte oleada recorrio cada molecula de mi cuerpo y eso definitivamente me gusto. Cuando abrí mis ojos, tenía justamente en frente de mi a Elijah con una sonrisa triunfadora. — Te ves hermosa cuando te corres, no veo la hora de tenerte debajo de mi, mientras que te follo ese coñito, solo puedo imaginarme lo rosado y húmedo que debe estar. Justo cuando estaba a punto de decir algo al respecto, se escucha un toque en la puerta. — ¡Quien carajos es! — Suelta Elijah cambiando por completo su semblante. — ¡Estoy ocupado! — Señor tenemos un problema. — Del otro lado pude escuchar la voz de su guardaespaldas. — Mierda. — Murmura por lo bajo. — Lo siento amor, pero debo atender esto. — Yo de todas maneras ya me iba. — Hablo tratando de recuperar la poca dignidad que me quedaba . — Esto no se quedará así. — Elijah me jala del brazo y me pega a su cuerpo para luego estamparme un beso hambriento. … — ¡Hasta luego chicos! — Me despido agitando mi mano, para luego alejarme unas cuadras para esperar algún transporte para irme a casa. La fiesta ya había terminado y era momento de volver a casa junto a mi padre, desde que tengo dos trabajos tengo muchísimo tiempo sin verlo despierto, siempre llego por la madrugada y no podemos hablar tan siquiera unos minutos y es que su enfermedad cada vez más lo deteriora. Una brisa fría se caló por todo mi cuerpo, instintivamente trató de cubrirme con mis propios brazos, pero fue inevitable dejar de sentir frío. Un hermoso auto deportivo se detiene justo en frente de mí. — Sube. — Desde dentro pude escuchar la voz de Elijah. — Paso señor Morgan. — Joder. — Lo escucho bufar. — hace unas horas te di un orgasmo, te he agarrado el culo, te he besado y sigues llamándome señor. — Lo que pasó entre los dos fue un error. — No pienso discutir eso en la calle Alicia, así que sube al auto. — No lo haré, esperaré el último autobús. — ¿De qué mierda estás hablando mujer? Son las 3 de la mañana, lo único que vas a encontrar es a borrachos, ahora sube al auto si no quieres que yo misma te meta dentro. — No serías capaz. — Tienes muchas agallas al retarme Alicia, pero tú lo decidiste. Elijah se baja del auto con su imponente atractivo, fue inevitable no sentir un fuego interno que se expande y expande. — ¿Acaso no te gusta cuando una chica te rechaza? — Enarco una ceja y me cruzo de brazos. — Me da igual si una chica me rechaza, porque se que habran otras que me recibiran con los brazos abiertos. — Se acerca de forma amenazadora. — ¿Entonces porque sigues aquí? — No lo sé, y eso es lo que quiero descubrir. En un movimiento rápido estoy sobre el hombre de Elijah como un costal de papas. — ¡Elijah bajame! — Pataleo para poder bajarme de encima de él. — Tranquila. — Azota mi culo. — ¡Elijah!. — Lo reprendo por aquel acto. Abre la puerta del copiloto y me mete dentro. frunzo el ceño y le lanzó una mirada asesina. — No me mires así. — Él habla cerca de mis labios. — porque lo único que logras es ponerme duro. — Ni siquiera me di cuenta cuando había tomado mi mano para llevarse a su entrepierna. — Eres un depravado. — No te vi quejándote hace unas horas. — Idiota. — Bufo. Elijah con una sonrisa triunfante cierra la puerta del copiloto y se va al lado del conductor. — ¿Y tus gorilas? — Le pregunto. — Eso no nos importa ahora. — Él responde. — ¿Tienes hambre? — Elijah, son las 3 de la mañana, no debe haber ningún restaurante abierto. — Yo conozco un lugar. — Me guiña el ojo para luego poner en marcha el auto. — ¿Resolviste tu problema? — Se puede decir que si, solamente fueron problemas menores. — Me mira unos segundos para luego poner su mirada en la carretera solitaria. — ¿Por qué estabas esperando un autobús a esta hora Alicia? es muy peligroso. — Porque no puedo permitirme despilfarrar dinero. — Respondo. — No creas que tengo estos trabajos porque me gustan. — ¿Entonces porque trabajas de mesera? — Soy médica recién graduada y ningún hospital quiere darme trabajo. — Vaya, es sorprendente. — Él sonríe. — Ahora tengo quien me cure cuando tenga heridas. — No curó a personas que no entiende que “No” es “No” — Estoy completamente seguro que si me ves herido vas a llorar como una magdalena y me curaras de inmediato. — Engreído. — No me gusta presumir pero la verdad es que estoy muy seguro de mi mismo y de todas mis habilidades. Lo último lo lanzó con un tono más sensual, mientras que su mano va directamente a mi muslo, sin esperar un segundo más le doy una palmada fuerte. — ¡Auch! — Él la retira y me ve confundido. — Eso te pasa por ser un mano larga. — ¿Mano larga yo? — él lanza una carcajada. — Cariño, yo solo te doy lo que tu cuerpo pide. Vuelve a colocar su mano sobre mi muslo, esta vez más cerca de mi entrepierna y para jugar con fuego hago lo mismo, solo que yo pongo mi mano sobre su miembro. Elijah no dijo nada, simplemente miró a su entrepierna y luego sonríe en grande como si hubiera ganado la batalla. Me deshago del cinturón de seguridad y paso mis piernas por las suyas, quedando horcajadas sobre él, dejando un poco a la vista el campo de visión de la carretera. — Cariño. — Finjo un gemido para luego acercarme a su cuello. — No sabes cuanto me ha costado fingir que no me interesas. — Lo beso y su piel de inmediato se eriza. — No quiero que te cohibas conmigo. — Su voz cambió por completo. — Has sido muy malo conmigo. — Comienzo a mover mis caderas, sintiendo su verga pegar justo en mi punto débil. — Quiero complacerte. — Sigue moviéndote así. — Una de sus manos abandonó el volante para ponerlas sobre mi culo y seguir el movimiento frenético. — ¿Te gusta? — Jadeo. Entre bromas y bromas, yo tambien estoy dándome placer al estar encima de él a nada de cabalgarlo y todo esto lo sé, por todos los libros eróticos que he leído. — Si. — Él gime y el auto se detiene. — Te voy a coger aquí Alicia. — ¿En serio crees que este es el lugar que merezco para que me cojas? — Hago todo lo posible por evitar una tragedia. — Es tu culpa por seguir refregando tu coño sobre mi verga. — Él detiene el movimiento de mis caderas, pero aún se mantiene presionado a mi. — Es tu culpa por provocarme. – Finjo seducción y doy unos saltitos sobre él. Elijah de inmediato cierra sus ojos con fuerza y suelta un gruñido de placer. — ¡Mira, un restaurante abierto. Como parte de mi venganza me bajo de su regazo y salgo del auto para cruzar la calle. — ¡Alicia! — Escucho que me llama, pero lo ignoro por completo entre risas.
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