Capítulo 479 Retazos de humanidad
Ella
La tenue luz del garaje proyectaba largas sombras por la habitación, amplificando la sensación de terror que me envolvía. Seguía atada firmemente a la silla, mis muñecas irritadas por las cuerdas, y mi lobo seguía profundamente dormido. No importaba cuánto intentara llamarla en mi mente, era inútil; no estaba en ninguna parte.
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