Capítulo 38 Siendo la comidilla y envidia
—Vamos —escucho al par de locas que se sueltan a murmurar, alzo la mirada, volteo a ver a Harry.
Llevo mi mano hacia mi boca, no quiero reírme, no quiero que nos descubran, lo bueno de estos cubículos que es difícil que vean quien está dentro, no se ven mis zapatos y menos los de Harry.
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