Capítulo 837 La tortura
Donato nunca esperó que alguien de su clase superará a Violeta, pero, de ser así, seguro cumpliría con su objetivo: obtener el certificado de graduación. Así que colocó con entusiasmo el trabajo práctico frente a él y comprobó la lista de nombres. Sin embargo, frunció las cejas al conocer el nombre del estudiante misterioso.
En un abrir y cerrar de ojos, ya era de tarde y desde que Hipólito fue trasladado a la prisión de las Fuerzas Armadas lo único que le importaba eran las comodidades de su nueva vida. Las encontró satisfactorias y, hasta cierto punto, cómodas. No solo que cada recluso tenía su propia habitación, sino que las instalaciones estaban amobladas y eran amplias. De hecho, había incluso un televisor y, aunque su uso se limitaba a una hora al día y solo tenía un canal fijo, eso era suficiente para él. La esperanza de Hipólito revivió. Aunque lo condenaron a cadena perpetua y le confiscaron todos sus bienes, mientras tuviera buen comportamiento, tal vez tendría la oportunidad de salir antes. Si conseguía salir de la prisión, habría esperanza ya que, con su inteligencia, podría empezar de nuevo y vengarse de Ariadna. No olvidaría que lo habían engañado. Como había una biblioteca en la prisión, podía reunir todo el conocimiento que necesitaba. Hipólito se acostó en su cama y comenzó a planear su venganza. De repente, los guardias abrieron su puerta y se sorprendió. Justo cuando quiso interrogarlos, los dos guardias lo sacaron de la cama.
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