Capítulo 4 Seras mi prometida
Aquel hombre que iba distraído hablando por teléfono mediante auricular, ni siquiera le importó que su móvil cayera, aunque la llamada no se corta por el impacto, así que mientras sostiene a la hermosa chica, escucha claramente la voz del hombre arrogante —¡Sabes que si no le presentas una mujer para casarte al cabecilla, perderemos la empresa familiar ¡No puedes permitir que caiga en manos de tu primo y el miserable bastardo de tu tío— palabras que escucha claramente Adams Grey, sin embargo, la voz de Ada lo hace aterrizar
—lo lamento mucho señor— retoma su compostura, sintiéndose nervioso al ver el móvil del hombre en el suelo —como lo lamento— se agacha para agarrarlo
—yo lo hago— Adams, se agacha al mismo tiempo y ambos terminan chocando sus manos por agarrar el móvil, por lo tanto, la mirada dolorosa de Ada y la mirada preocupante de Adams, se cruzan mientras son observados silenciosamente por Myriam.
—creo que... Dañe su móvil, le pido perdón, no ha sido un buen día, ¿Cómo puedo pagarle?— se coloca de pie para no estar a la altura del hombre por la vergüenza que siente
—descuide, solo fue un golpe en la pantalla, puedo tener otro— cuelga la llamada al ver que estaba en curso, dejando a su padre molesto
—¡Lo dañe, como lo lamento! Por favor, déjeme mandarlo a reparar—pide extendiendo su mano—Adams la observa de pies a cabeza. Aquella piel color blanca lo hace sentir ganas de querer tocarla, así que lo único que hace es negar con la cabeza y justamente cuando se iba a despedir porque alguien lo espera, le dice
—creo que puedes ayudarme en algo— una idea loca se cruza por su mente
—lo haré señor, con tal de poder remediar.
—siento que te he visto en algún lugar...
—yo... No, está equivocado, soy una chica normal— miente, no quiere que sepa que ella es una Campabell y que llegue a oídos de su padre, que es capaz de buscarla y volverla a encerrar
Adams mira la hora en su reloj para luego decirle. —solo necesito que me hagas un favor, es importante, solo eso y te podrás ir
—Ada ¿Pasa algo? — Myriam no se aguanto, necesita saber qué está pasando, ahora la salud de Ada, es su prioridad
—un momento Myriam, debo compensar al señor por mi error, porque fue mi culpa por estar distraída
—Ada solo fue un accidente, señor lo siento, pero debo llevarme a mi amiga, dentro de poco la van a atender
—Myriam sabe lo correcto que soy, lo mejor es ayudar al señor para quedar a paz— Ada le explica, aunque no es capaz de mirar a Adams a los ojos
—perfecto. Ven conmigo y usted señorita, le prometo que no me tardo—agarra a Ada de la mano y se la lleva, dejando a Myriam con la palabra en la boca
—Señor, no soy una niña... Puedo caminar sola
—Esto es de vida o muerte
—Pero ¿qué quiere que haga? Ni siquiera me lo ha dicho ¿Por qué estamos entrando a la unidad de hospitalización?
—no tengo tiempo para explicarte, dijiste que quieres compensar el daño
Al llegar a la habitación vip, Ada se sorprende y siente su cuerpo frío porque ni siquiera sabe lo que debe hacer. —hemos llegado
—solo dígame lo que debo hacer, necesito asistir a mi cita médica
—solo debes fingir que serás mi prometida
—¡¡Qué!!— por poco y se le cae la mandíbula
—no te obligo, solo déjame hablar— la agarra de la mano haciéndola entrar sin ni siquiera esperar una respuesta y eso fue lo peor porque al ver al anciano postrada en la cama con apariencia débil, labios y rostro pálido, inmediatamente se suelta del agarre de Adams
—no puedes irte— la voz de Grey hace que el anciano abra los ojos lentamente para contemplar a la bella chica frente a él
—hijo...— susurra refiriéndose a su nieto
—Aquí estoy abuelo...
—¿Es ella?— mira a Adamaris que se arrepiente de haber metido en ese asunto
—Ella será mi esposa, Ada... Ada— era lo único que Adams sabía
—Adamaris Campabell señor, un placer— se presenta Ada, ni siquiera fue capaz de cortar el brillo que hay en la mirada del anciano por la felicidad al verla
—querida Ada... Ven aquí— empieza a toser y ella se preocupa, a pesar de que está llena de rencor y dolida por la traición de su familia, no tiene el corazón tan frío como para cortarle la ilusión a un anciano al borde de la muerte
Ada se acerca cuidadosamente mientras que Gray está angustiado en su interior, aunque no lo demuestra es un hombre frío lento con sus sentimientos y expresiones.
—Adams, aceptó a tu chica como tú esposa. La nueva integrante de la familia Grey. Lamento no poder estar en tu matrimonio, moriré, lo sé.
—abuelo por favor...— Adams no quiere que su abuelo muera, lo quiere como si fuera su padre, cuando su padre real solo es un ambicioso
—escuchen por favor— tose mientras se quita él mismo el anillo valioso —ven querida— le pide a Ada y ella se acerca a un más —pásame tu mano— ella obedece mirando con temor a lo que pueda pasar, pues ahora todo para ella es sorpresivo
Lo que Ada no esperaba era que el anciano le colocará el anillo en su dedo que simboliza el compromiso. —ella será tu esposa— Ada abre los ojos bien grandes, su gesto de sorpresa con la misma que mira a Adams Gray —eres hermosa, y se que se amaran así como yo, Adams ame a tu abuela y la respeto. Ahora puedo morir en paz, podré reunirme con tu abuela para seguir nuestro amor.
La confesión del anciano Gray removió todos los sentimientos de vulnerabilidad en Ada y más que la trata con cariño como hace mucho tiempo nadie lo hace, ni siquiera de su difunto abuelo.
—si mi nieto se comporta como un patán, puedes jalarle las orejas, sé que tú lo pondrás en su lugar y lo vas a poner a caminar derechito
—abuelo por favor...
—quiero un bisnieto lo más pronto posible— dijo el anciano con una sonrisa dibujada en sus labios de alivio
—un permiso señor Grey, es hora de llevarnos al cabecilla Gray al quirófano.— los enfermeros se acercan para llevárselo, mientras que Ada está con su mirada confusa
—veremos si Dios me quiere más en esta tierra— dijo antes de perder de vista a Ada, la cual ni siquiera pudo estimular palabras y ahora su mirada está fija en aquel precioso anillo.
Adams suelta un suspiro de tranquilidad, aunque su padre lo obligó por una herencia, él lo hizo para que su abuelo estuviera en paz al verlo con una mujer de su agrado y así estuviera tranquilo en la operación, él no quiere que su abuelo muera.
Adamaris puede sentir la mirada de aquel hombre que resulta que ahora es su prometido. —solo fue una pequeña mentira— se atreve a decir Gray
—ya fue suficiente, no sirvo para decir semejantes mentiras, espero que tú abuelito salga de esa pesada situación— Ada se empieza a quitar el anillo —ya le hice el favor, estamos a paz señor Gray —dijo con seriedad, ya que le parece una mentira demasiado fuerte, pero algo pasa y es que no puede quitarse el anillo del todo
La muchacha jugueteaba afanosamente el anillo con las yemas de los dedos, su rostro enrojeció y unas finas gotas de sudor brotaban de su cara, pero el anillo simplemente no salía. Como si de un hechizo se tratara, el anillo parecía decidido a quedarse con su nueva dueña.
-¡No! No me puede estar pasando— Adamaris está nerviosa, piensa que la mirada del hombre le está queriendo decir que le diera el anillo, pero no es así, él tiene su mirada clavada en los labios de la chica, en la forma en que fuerza los labios para poderse quitar el anillo y eso le pareció excitante lo cual en su personalidad es extraño.
Al Adamaris levantar la mirada, sus mejillas se sonrojan y con voz temblorosa le dice. —Señor por favor, ayúdeme a quitarme el anillo. Es propiedad de su familia y no quiero ser nombrada después como una ladrona, suficiente tengo con mi vida de m****a...— las últimas palabras las murmuró.
—¿Qué dijiste?— Adams frunce el entrecejo, acercándose un poco más para poderla escuchar.
—olvidelo, solo ayúdeme por favor, me tengo que ir— sigue forzando para quitarlo.
—dame tu mano— suaviza su tono de voz, causando una sensación en el estómago de Adamaris, es algo tan exquisito que la mano del hombre quedó suspendida en el aire, por lo tanto, se retrajo sin dejar de mirarla.
—te vas a lastimar, déjalo así. Tómalo como un obsequio por ayudarme— Gray ingresa sus manos a los bolsos de su pantalón, con sus hombros caídos y facciones de su rostro relajados lo hacen ver más guapo, tanto que Adamaris al verlo nuevamente, se estremece, pero a su vez, se reprendió mentalmente por sus pensamientos hacia el hombre.
—¿Qué? ¿Acaso olvidas que fecha tu móvil? ¡Ni loca! Además, este anillo será para tu promesa verdadera, no la falsa como yo— le dice mientras continúa tratando de quitarse el anillo.
—Y qué habría de malo si fueras mi prometida?— la pregunta de Adams la gelo, incluso provocó un sonrojo más notable en su rostro hasta sus orejas.