Hoy he dado mi primer beso. No fue planeado. Además, ha sido con un completo desconocido. Mientras caminaba por los pasillos de mi escuela, la Academia Metamorfo Higala, me detuve cuando una sensación familiar me invadió. Mi novio, Scott, estaba cerca, y no estaba solo. —Eres tan travieso, Scott. —Se rio la loba Sarah. —Sólo para ti, nena —respondió él, ahogado, mientras sus labios se cerraban en torno a los de él. En ese momento, me sentí mal del estómago. —Oh, Scott. No sigas. Sabes que no pueden vernos juntos. ¿Y si nos encuentra tu novia? —Está en clase. Nunca llega tarde. No tienes por qué preocuparte. El corazón me pesaba en el pecho, pero también me cruzó una oleada de furia y resentimiento. —¿Lila? —pronunció Scott mirándome en estado de shock— ¿Qué estás...? Antes de que pudiera formular toda la pregunta, me volví hacia el caballero que estaba a mi lado, colocando mis manos sobre sus hombros y tirando de él hacia mí. Lo hizo con facilidad, aunque sus ojos sólo mostraban confusión. Cerré los ojos con fuerza para no tener que seguir viendo su expresión. Entonces, nuestros labios se tocaron. Más tarde, entré en mi clase, me encontré con él, con el hombre que había besado hace unos momentos en el pasillo. El hombre al que le había dado mi primer beso era mi profesor.