Arvan dejó el club y se dirigió directamente a su casa de manada. Después de mucho tiempo, estaba de buen humor. El Alfa Micheal y Rivana estaban hablando en la sala de estar cuando vieron a su hijo entrar desde afuera.
—¿Ya has vuelto? ¿Dónde están los demás? —preguntó Micheal.
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