Capítulo 30 Rechazada
Podría preguntarle por qué se negó a casarse conmigo. Pero, después de todo, ya lo sabía. Catriel tenía su verdadero amor y nunca lo aceptaría, porque no era mujer y temía ser juzgada. Aun así, no había razón para que me repudiara tanto. Sí, había atropellado a un hombre, pero traté de enmendarme, me disculpé e hice lo que pude para obtener su perdón. No podía ser juzgado eternamente por mi acto.
Y en cuanto a revelar sus obras al mundo, tampoco fue intencionado. Sólo se la mostré a Donatello con la intención de obtener más información. Pero tal vez no debí pedir ninguna información sobre Catriel, ya que era un hombre que no quería ser descubierto, ni en sus pinturas, ni en su sexualidad, ni en su responsabilidad para con su pueblo.
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