Capítulo 34 Un problema difícil de remediar
Vik se quedó de piedra al verso rechazado por la mujer que lo lleva por ese camino de locura desenfrenada e intensidad incontrolable. Esko se hizo el ignorante y se puso en marcha a pesar de que su jefe la sigue con la mirada perpleja por no haber podido llevar ese beso de despedida a cabo.
―Me rehusé. ―Susurró sin saber como sentirse. ―No puede ser, da la vuelta, debo hablar con ella. ―No estaba dispuesto a que su relación se volviera distante y fría como al inicio. ―Da la vuelta, ¿No escuchaste? ―Esko se comportó como un amigo y no le obedeció.
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