Capítulo 123 Poner las cartas sobre la mesa
Murilo
El horario de trabajo normal en la empresa ya estaba llegando a su fin, y no veía la hora de volver a casa y estar con mi esposa, algo que esperaba con ansias durante todo el día. A veces deseaba quedarme en casa y disfrutar del embarazo de Virginia, pero ella, terca como es, no estaba de acuerdo con mis maravillosos planes y prácticamente me obligaba a ir a la FERZ. Pero ir es una cosa, y quedarse en la empresa tanto tiempo como fuera necesario era completamente diferente, y no planeaba quedarme indefinidamente en la FERZ hasta ponerme al día con todo el trabajo. Los tiempos habían cambiado y ahora tenía cosas y personas muy importantes esperándome en casa, y fue pensando en eso que llamé a Arlete para avisar que ya estaba de salida y que todos los asuntos importantes se tratarían al día siguiente.
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