Capítulo 1003 El espíritu femenino incomprendido
Zacarías temblando volvió a la habitación comunicada con la cocina. Esta habitación no tenía puerta; sólo tenía entradas a la cocina y a la sala de estar. Se limitó a echar una ojeada a la tenue y silenciosa habitación. No vio nada. Liliana se colocó detrás de él y observó poco a poco la habitación.
«Papá me dijo que tenemos que estar siempre atentos a nuestro entorno y no bajar nunca la guardia, por muy seguros que nos sintamos. De lo contrario, podría tener consecuencias muy negativas».
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