Capítulo 960 Discutiendo el asunto del matrimonio
Antonio bajó las escaleras, con la expresión fija y la mirada al frente. Parecía como si acabara de tener un repentino ataque de debilidad en las piernas. Liliana lo miró confundida y preguntó:
—Tío Antonio, ¿por qué te acaban de fallar las piernas? —La curiosidad se apoderó de la inquisitiva niña y la llevó a la fase superior del interrogatorio implacable—. Tío Antonio, ¿tienes tanta hambre por haberte quedado dormido? Antes, cuando el tío Antonio tenía hambre, no le flaqueaban las piernas —continuó, perpleja—. ¿No será que tiene una carencia de calcio? La abuela dice que los huesos débiles se deben a la falta de calcio. No, no es eso —se corrigió—. El tío Antonio es un adulto, no un niño... Entonces, ¿qué puede ser? Oh, y tío Antonio, ¿jugaron tú y tía Lisa ayer al escondite en la habitación?
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