Capítulo 877 La reencarnación no estaba vacía
—¡Ahhhh! —gritó Gladiola. Ella retrocedió horrorizada, se pegó al sofá y gritó—: ¡No vengas aquí!
Gladiola pensó que ya había olvidado cómo era su hija. Sin embargo, esta noche, una cabeza ensangrentada apareció de repente en la pantalla del teléfono. ¡Los pocos recuerdos sobre su hija en su mente de repente se aclararon!
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