Capítulo 565 Dando al tío Celso tres fantasmas femeninos
En un restaurante de ollas calientes, Antonio se sentó erguido, manteniendo una expresión indiferente. Con un chaleco en las manos, metió meticulosamente un talismán tras otro en los bolsillos ocultos, como una anciana que se pone plantillas en los zapatos.
Frente a él, su hermano, su cuñado, su sobrina y su esposa disfrutaban con alegría de la comida. Sus rostros estaban sonrojados y radiantes de sonrisas, y de vez en cuando echaban un vistazo al chaleco.
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