Capítulo 490 ¿No hay una tercera opción?
Lisa se puso cada vez más pálida, hasta el punto de parecer azul, y su flujo sanguíneo se ralentizó hasta casi detenerse.
Liliana tenía que llevarla de vuelta a la montaña desolada cada poco día para «recargarla» Cada vez que la «batería» se recargaba lo suficiente, la tez azul de su tía volvía a un estado frío y pálido. Sin embargo, Liliana sabía que esto no podía durar para siempre.
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