Capítulo 424 Compartir caramelos
Josué recordó que cuando volvieron por la tarde, Liliana y su padre habían traído dos perros, pero uno de ellos había muerto. Al parecer, lo había atropellado un auto. En un principio, Liliana quería enterrar al perro en la pequeña arboleda del fondo del jardín, pero a Beatriz le preocupaba que el cuerpo en descomposición desprendiera olor. Antes nunca le había molestado, pero ahora que tenían una nietecita delicada en casa, Beatriz empezó a preocuparse por todo.
También le preocupaba que Liliana percibiera el olor cada vez que jugara por la zona, o que Campanilla se infectara con algún tipo de virus cuando saliera a cavar hoyos. Incluso Poli podía ser bastante travieso a veces. ¿Y si recogía algo de pelo del cadáver y portaba algún tipo de enfermedad que pudiera infectar a Liliana?
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