Capítulo 97 Que brilles y sigas adelante
El llanto de Miguel fue inesperado. Su aura se duplicó de repente, y se sumió en la tristeza. Su aura rompió el hechizo de ilusión que Pablo había lanzado sobre Rebeca. Rebeca se despertó de repente, y cuando miró desde el gran espejo de la pared, ¡vio a un chico con uniforme escolar tumbado sobre su cabeza! Escupía sangre por la boca y lloraba tan triste que de sus ojos brotaban lágrimas de sangre.
—¡Dios mío! —gritó Rebeca y se cayó de la silla al instante.
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