Capítulo 84 No seas demasiado amable
El hombre que yacía en la cama estaba quieto como una piedra. Valentín Tamayo empezó a sentir un ligero escalofrío. Si no hubiera escuchado la voz del Señor Ramírez a través del intercomunicador hace unos instantes, habría pensado...
«Un momento. Si el Señor Ramírez estaba muerto, ¿de quién era esa voz a través del interfono...?».
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