Capítulo 29 El espíritu femenino que tiene que trabajar
Galena llevaba un tazón de sopa de fideos a la habitación de Ana. A la niña le gustaba dormir hasta tarde, incluso los días de clase dormía hasta las diez. Por lo normal, Galena le servía el desayuno en la cama, calmaba su malhumor y la preparaba para ir al jardín de niños. Liliana la saludó, pero ella respondió a su saludo de manera distante. De repente, bajó la mirada hacia el cuenco de fideos que sostenía.
«La sopa de fideos está hirviendo, ¿y si se me cae en el rostro de Liliana?».
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