Amaya vive con el recelo constante de que la burbuja de su realidad reviente. Al ser la hija bastarda de un oyabun, capo de uno de los clanes de la Yakuza, su vida fue una vía libre al anonimato. Su madre, al ser una hermosa mujer americana, no tuvo cabida dentro de la mafia, así que la crio fuera de las tradiciones. No sin la advertencia de que en el momento en el que su padre necesite de ella, debía presentarse. Su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando la raptan de la universidad para llevarla ante su familia, ahí es expuesta a los altos mandos del clan, sino que es exhibida frente a otros mafiosos y llama la atención de uno de ellos, uno que le quita el futuro que ella quería para sí. Alessio es el capo de Camorra y una bestia, por lo que su palabra es ley. Tras el asesinato de sus padres y el fuego que quemó parte de su cara, necesita hacer las alianzas correctas para fortalecerse con todo lo que necesita para ir a la guerra contra los que quieren adueñarse de su territorio. Para ello hace un acuerdo con la Yakuza, uno en el que termina casado con una de las hijas del oyabun, un hombre que busca timarlo, por lo que, luego de obtener lo que necesita de él, le dará una lección usando a su propia hija. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que se avecinaba.